La tragicomedia argentina es un subgénero bastante explorado por los realizadores nacionales. Sostenidos por un contexto inestable a nivel económico, social y político, el entorno se presta a la dicotomía de vivir entre la incertidumbre y la soledad. Iair Said, actor, guionista y director de casting, vuelve a dirigir un largometraje dentro del subgénero mencionado luego del documental FLORA NO ES UN CANTO A LA VIDA del 2019. LOS DOMINGOS MUEREN MÁS PERSONAS es su segunda película y su primera ficción (exceptuando dos cortometrajes realizados anteriormente) donde confirma que tiene un estilo y una visión muy particular sobre la vida y la muerte. [La película está disponible en la plataforma de streaming Disney+ en toda Latinoamérica.]
por lisardo quevedo
Puntuación: ★★★½☆ 3.5
David, un joven judío de clase media, corpulento, homosexual y con miedo a volar, vuelve de Europa a Buenos Aires, por el fallecimiento de su tío. En este regreso, David se entera de que su madre ha decidido desconectar el respirador de su padre, lo único que lo mantiene vivo desde hace años. David vuelve a la casa de su infancia, donde oscila entre la convivencia íntima con su madre y una voracidad por llenar su angustia existencial. Mientras sus días en Buenos Aires avanzan, él intentará evitar de cualquier manera volver a ver a su padre internado, aunque el destino hará lo imposible para que ese encuentro se concrete.
LOS DOMINGOS MUEREN MÁS PERSONAS tuvo su estreno en el mes de mayo en el Festival Internacional de Cine de Cannes del año pasado en el programa ACID (Asociación para la Distribución de Cine Independiente). Luego en septiembre, la película fue incluida en la sección de Horizontes Latinos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Como mencioné en el prólogo, LOS DOMINGOS MUEREN MÁS PERSONAS se encuentra dentro del subgénero de la tragicomedia, podría pensarse como comedia dramática también, pero la tragedia amenaza constantemente en suceder y los personajes se desenvuelven en base a ese incierto peligro que siempre está por pasar. David es el protagonista de esta historia, interpretado por el propio director, dando la idea de estar representando a una especie de alter ego. Sus conductas nos remiten al Woody Allen más neurótico y desesperado. Ambos judíos, ambos inseguros, ambos inconstantes y desahuciados en una vida que los abruma y supera. En el caso del film argentino, mostrando también la realidad inestable del país con un personaje que ha emigrado para realizar sus estudios en busca de un futuro mejor pero sin saber qué es lo que quiere realmente, lo único que desea es escapar.
En la primera escena presenciamos como la vida de David comienza un camino descendente. Abandonado por su pareja en unas vacaciones, debe volver a Argentina por el fallecimiento de su tío Pocho y reencontrase con su madre (Rita Cortese) y su hermana (Juliana Gattas). Las relaciones entre estos familiares no es la más estable, de hecho, los acercamientos entre los miembros son incómodos y hasta tensos por momentos. Una familia dañada por la ausencia de un padre que se encuentra en coma hace bastante tiempo y la decisión de ‘desconectarlo’ es inminente. De esta manera, todas las situaciones sobrepasan a nuestro protagonista y su personalidad se verá reflejada en una ciclotimia constante sin rumbo alguno.
La comedia dentro de todo este dramatismo mencionado se presenta a través de situaciones protagonizadas, obviamente, por David. Su torpeza hace que todo le salga mal y a partir de algunas escenas, por su actitud y su cadencia constante en el habla, se produzca la comicidad. No puede lograr tomarse una pastilla para dormir en el avión; se ‘confunde’ con su profesor de manejo e intenta darle un beso; busca un acercamiento con su vecino a partir de un falso inconveniente con las llaves de su departamento; sale de fiesta luego de la cena de pésaj (pascua judía) y por consumir un ansiolítico no puede efectuar un encuentro con un joven que conoció; y cocha su auto de principiante por quedarse dormido. Son situaciones que se pueden tomar como dramatismos profundos pero el film no los muestra desde ese lado, porque el drama que busca no está allí.
La soledad es uno de los tópicos principales que se presentan en LOS DOMINGOS MUEREN MÁS PERSONAS. David llega a Argentina abandonado por su pareja en busca de compañía, pero el foco está puesto en otro lugar. Su madre teme la partida de su marido que es inminente y su hermana debe enfocarse en los dramas de su esposo e hijo. En la mayoría de las escenas, están los tres juntos pero la sensación es que no desean estar ahí y las personalidades son independientes, dando la idea de estar completamente en distintas sintonías. A su vez, su tía Silvia (la actriz chilena Antonia Zegers), debe pagar una suma de diez millones de pesos para enterrar al tío Pocho e incluso tiene miedo de llevarlo a otra ciudad por la lejanía y la soledad a la que se expone, mas allá de estar muerto. Pero no es hasta el final que David acepta estar atravesando el miedo a la soledad, fobia que le impide desenvolverse con liviandad por la vida.

Podemos pensar a LOS DOMINGOS MUEREN MÁS PERSONAS como un coming of age tardío que se desarrolla alrededor de un treintañero y no un adolescente. David busca un cambio en su vida y su primer paso para realizarlo es volver a Argentina donde buscará madurar enfrentándose a la inminente muerte de su padre y crecer entendiendo que la soledad no es algo malo si uno sabe llevarlo. El proceso madurativo no es lineal y presenta distintas aristas que el film busca inspeccionar e investigar a la par de los personajes. David presenta muchos matices y en su crisis existencial se puede vislumbrar la incertidumbre presente en toda una generación.
El reparto, además del director y actor Iair Said, está conformado por las ya consagradas actrices Rita Cortese, la chilena Antonia Zegers y la sorprendente incursión de la artista Juliana Gattas, cantante de la banda argentina de pop MIRANDA! y que recientemente ha lanzado su carrera como solista. Su interpretación le ha valido la nominación a Revelación Femenina en los Premios Cóndor de Plata, otorgados por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina.

Con un humor absurdo y una emotividad bastante particular, LOS DOMINGOS MUEREN MÁS PERSONAS se transforma en una gran representante de las tragicomedias argentinas actuales. Un tipo de historia que hemos visto en otras producciones a lo largo de la historia, pero que la visión de Iair Said como director y protagonista la vuelve muy personal y única. Un relato para reflexionar sobre la vida y la muerte; la familia y la distancia; la soledad y la compañía; el crecer y madurar. Por más cine independiente de calidad, que se apoya en un buen guion y en grandes actuaciones para demostrar que no se necesita del mejor presupuesto ni la mejor productora para lograr un resultado más que satisfactorio.
Filmografía: